El estar rodeado de una cantidad considerable de espejos de aguas pocas profundas que al aumentar el régimen pluviométrico se puede convertir en una situación desventajosa, causando inundaciones durante la mayor parte de los meses del año con sus respectivas consecuencias.
Este caso particular es el de Caimito, en cuyo territorio se encuentran innumerables ciénagas que de manera natural surten de especies ictiológicas de las que derivan su sustento la mayoría de las familia que habitan estas regiones del municipio y entre estas ciénagas podemos mencionar, la ciénaga de la Caimanera, la de Caimito, Morrocoy, Las Iguanas, Aguas Claras, Tofeme y La Mejía entre otras.
Cuando llega el verano estos cuerpos de aguas ceden en su nivel de agua y tamaño, incluso algunas logran secarse en su totalidad, convirtiéndose en terrenos aptos para la agricultura, especialmente en cosechas de corta duración, como hortalizas, melón y patilla y de esta forma los habitantes combinan las actividades de pesca y agricultura.
Desde hace 10 años aproximadamente, la ciénaga de La Mejía presenta una particular situación diferente a las demás y es que cuando sus aguas empiezan a ceder por efectos del duro verano, deja al descubierto en su orilla una playa arenosa de textura blanca, donde posteriormente crece una grama y esta combinación conforma un paisaje y ambiente de total relax y contacto con la naturaleza al caminar con los pies descalzos o sentarse sobre la grama o tenderse en el piso.
También se puede disfrutar de un refrescante baño en sus aguas refrigeradas por la tenue brisa que sopla y así completar la sensación sub-real de estar en una bahía del mar caribe; ni que decir de esos hermosos atardeceres cuando el sol se pone sobre el occidente, dejando entrever sus destellos de luces de colores amarillo rojizos sobre el firmamento y las nubes, lo cual es similar a la aurora boreal en el polo norte.
A lo largo de casi 150 metros de playa que deja el retiro de las aguas, hay un sitio privilegiado y preferido por los visitantes, que se denomina “Puerto de Cuba”, nombre del que desconocemos su origen, tal vez asimilando su paisaje con algún sitio de esta isla Caribeña, en la que también hay un pueblo de nombre Caimito.
Este lugar se ha convertido en un atractivo turístico donde concurren a diario los habitantes de Caimito y foráneos que quieren disfrutar de un relajante baño en la ciénaga, del majestuoso espectáculo natural al atardecer o el disfrute de una bebida refrescante en alguno de los estaderos o casetas de palma adecuados para estos fines, al ritmo de la música caribeña que emiten los tan conocidos Pick-up, o simplemente elevar una cometa en tiempos de brisa.
Para la época de Semana Santa es donde el paisaje alcanza su mayor plenitud, pues las aguas se han retirado considerablemente de la orilla y es la época donde se genera el regreso de los caimiteros que se encuentran en otras ciudades llevando consigo amigos que se convierten en visitantes y además por esta época se organizan conciertos o bailes para esperar el famoso Sábado de Resurrección.
La Mejía, un caserío a escasos dos kilómetros de casco urbano de Caimito, recién erigido a la categoría de Corregimiento, tiene una población aproximada de 500 habitantes que derivan su sustento de la Pesca , la agricultura y como jornaleros o empleados, debido a esta benevolencia de la naturaleza puede convertirse en un lugar turístico por excelencia y aumentar sus fuentes de ingresos para el corregimiento mediante el desarrollo de la actividad turística en este lugar, incluso promover el turismo ecológico y la inversión en infraestructura física por parte de la administración municipal en un decidido apoyo a esta comunidad.
Invitamos a conocer este hermoso lugar en nuestro municipio, especialmente en la próxima temporada de semana santa.
Caimito Sucre 
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